Dentro del fútbol base es importante ir educando a los niños en el respeto al entorno que les rodea, muy importante respeto a sus entrenadores, a sus compañeros, a los adversarios, ( no enemigos) al público, y por supuesto a los arbitros, que son los jueces de los partidos, aunque algunas veces se equivoquen.
Para ello es importante la colaboración de los padres para que prediquen con el ejemplo, y que no pase como vemos muchas veces en los campos de fútbol que son los primeros que faltan al entrenador de su hijo, insultan a los arbitros y viven el partido como si su hijo fuera un profesional, y lo pasa en realidad es que su hijo solo va a divertirse con un deporte que le apasiona y en el que esta formandose como futbolista, y no digamos cuando con el que se meten es con los compañeros y amigos de su hijo.
Para muestra a continuación pongo una carta que envia un niño a su padre forofo.
CARTA DE UN NIÑO A SU PADRE.
No sé como decírtelo. Seguramente crees que lo haces por mi bien, pero no puedo evitar sentirme raro, molesto, mal.
Me regalaste un balón cuando apenas empezaba a andar. Aún no iba a la escuela cuando me apuntaste al equipo.
Me gusta entrenar durante la semana, bromear con los compañeros y jugar el domingo como hacen los equipos grandes.
Pero cuando vas a los partidos..., no sé. Ya no es como antes. Ahora no me das una palmada cuando termina el partido ni me invitas a un bocata.
Vas a la grada pensando que todos son tus enemigos, insultas a los árbitros, a los entrenadores, a los jugadores, a otros padres...
¿Por qué has cambiado? Creo que sufres y no lo entiendo.
Me repites que soy el mejor, que los demás no valen nada a mi lado, que quien diga lo contrario se equivoca, que sólo vale ganar.
Ese entrenador del que dices que es un inepto es mi amigo, el que me enseñó a divertirme jugando.
El chaval que el otro día salió en mi puesto ¿te acuerdas? Sí, hombre, aquel al que estuviste toda la tarde criticando porque "no sirve ni para llevarme la bolsa", como tu dices.
Ese chico está en mi clase. Cuando lo vi el lunes, me dio vergüenza. No quiero decepcionarte. A veces pienso que no tengo suficiente calidad, que no llegaré a ser profesional y a ganar cientos de millones como tú quieres.
Me agobias. Hasta he llegado a pensar en dejarlo; ¡pero me gusta tanto...! Papá por favor, no me obligues a decirte que no quiero que vengas a verme jugar.
Anónimo.
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